¡Oh Agnes! ¡Mon Agnes!
¿Y volveremos a degustar juntos
las delicadas mieses?
Pasadas las ansias,
los espíritus plenos
reencontraran por un instante el cauce,
para volver al desafío sin fin de la locura.
Inmersos en la luz, socavaran las ansias
con el deseo abierto y la atenta mirada,
batallando hasta sofocar
el grito inútil que viene de las sombras.
¡Oh, Agnes! ¡Oh Agnes!
Tu canto diáfano resuena
dentro de las almas colmadas de rutina.
Y vibran al unísono las voces sorprendidas.
Pero es inútil:
¡Jamás romperán las duras cadenas!
¿Y quién sabe? Tal vez los horizontes
esparcirán sus alas con su afán eterno,
conjugando el instante del disfrute sublime.
Para contemprarlo en silencio.
En absoluto silencio.
¡Y persistirá aún más el clamor del alma
para que nunca se acabe la voluptuosa inquietud!
¡OH! ¡Agnes! ¡Mon Agnes!
Los dioses se han pronunciado.
En la lejanía el canto reclama
con su coro de musas la presencia.
¡Y ya no hay lugar para dudas,
ni para ausencias!
Es sin duda un tipo de lectura diferente a la que casi siempre leo, escrita como los viejos poemas españoles. Cuando la leo me produce la sensación de estar en mis clases de literatura de bachillerato leyendo a Sor Juana Inés de la Cruz y sus poemas de amor...la verdad, produce una voluptuosa inquietud..
ResponderEliminarEncantada de leerte..bss
Muchas gracias por tu observación. Te agradezco que hayas dado tu opinión.Estoy muy lejos de Sor juana..la mejor poetisa mexicana.
ResponderEliminarMe alegra tu opinión.Miguel Angel sacaba lo que sobraba, nosotros somos llevados y no sabemos a donde vamos.Me suele pasar.Me permites sacar el simplemente y agregar mi amiga Mirella!
cariños manuc
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